domingo, 13 de enero de 2008

JEANNE


1884

óleo sobre lienzo

69 x 55

Rijksmuseum Kröller-Müller (Otterlo)


El año 1884 vio una intensificación del deseo de Lautrec de aplicar su imaginación pictórica directamente a la vida real del París en torno suyo. Se hace aparente que él no podría hacer esto confiando en la experiencia de la naturaleza de los impresionistas, aunque estimaba la forma de dibujar de Pissarro y el uso del color de Renoir ejemplarizantes. Debió darse cuenta de esto, como muy tarde en el momento en el que se familiarizó con la obra de Degas, que pudo haber visto en la séptima y octava Exposiciones Impresionistas. Degas logró exactamente lo que Lautrec tenía como meta: mantenerse cercano a la gente, al mundo como lo experimentaba, con bailarinas y escenas del los cafés-chantant, con modistas descritas exactamente como podían ser vistas cada día en la calle, y desnudos espléndidamente dibujados en sus toilettes. Degas, sin embargo, nunca fue tan lejos como las primeras imágenes de desnudos de Lautrec, que presentan la figura humana al espectador sin ninguna decoración brillante o aura atmosférica. Joyant menciona que el retrato de Jeanne fue pintado o en el estudio de Grenier o en el de Rachou, que eran sus amigos y condiscípulos. Esta pintura, que tiene un equilibrado tono parduzco, parece haber permanecido en el estudio de Lautrec. Esta pintura de una figura desnuda se puede reconocer, encarando al modelo en una significativa confrontación, sobre la pila de lienzos apoyados contra la pared en el fondo del de un retrato al pastel del escritor Georges-Henri Manuel, pintado siete años más tarde.
Joyant también apuntó el nombre de la modelo. Aunque en talante académico, la pintura de Lautrec esta modelada a la manera de Manet, especialmente el brazo izquierdo. Sin ser atrevida ni inventiva en cuanto a la composición, la idea pictórica de Lautrec desarrollara un inesperado vigor cuando pintó La grosse Maria, probablemente poco después. Esta última pintura, para la que posó una modelo diferente, está entre los desnudos femeninos más poderosos de todo el siglo.

Siete años más tarde, Lautrec incluyó a Jeanne en el fondo de uno de sus retratos del poeta Georges-Henri Manuel. Posando rígidamente, con las manos en el regazo, Manuel se yuxtapone al cuadro de la mujer desnuda en un ingenioso diálogo común a las composiciones de retratos de Lautrec. Manuel y la mujer de la pintura se encaran como un caballero y su objeto sexual. Consecuentemente, el retrato del poeta de Lautrec parodia los numerosos vestíbulos de las casas de citas de las obras de Manet, Degas y muchos otros artistas, incluido el propio Lautrec.

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