domingo, 6 de enero de 2008

LA ESFINGE, PROSTITUTA (La Sphynge, Femme de Maison)


1898

óleo sobre cartón

81,5 x 65

Colección Alfred Haussmann (Zurich)


Como Constantin Guys, que hacía posar en la habitación de Baudelaire en Amberes a muchachas que recogía en las casas del puerto, al igual que Forain y Degas, Lautrec estaba siempre a la búsqueda de nuevos modelos atraído por aquellos que mostraban mayor carácter. Su asiduidad de las casas de citas le permitía estudiar con toda tranquilidad el comportamiento de las pupilas. En ellas encontraba, según la expresión de Mac Orlan, "las coversaciones elementales que son para el espíritu como una cura de silencio, de vivo silencio".
Son pocas las modelos cuyo carácter haya sido revelado de un modo tan patente como en la arquitectura de este rostro. Una esfinge posee cabeza de mujer y cuerpo de león; ésta, probablemente debía su apodo a ese aire enigmático que Lautrec tan certeramente supo traducir. el vestido, represetnado de un modo rápido por una vigorosas pinceladas, no sirve sino para hacer resaltar aún más el busto y, sobre todo, el rostro, de una extraordinaria veracidad psicológica. Resulta interesantte estudiar los procedimientos de que se vale el pintor para conservar un aire natural en su motivo. En primer lugar, la mujer está vista de tres cuartos, lo cual le permite dirigir la mirada hacia un punto que el espectador no puede ver. Las sombras son importantes; teñidas; teñidas de azul y verde, anuncian las audacias de los expresionistas. Para simular la profundidad del espacio, sitúa el nivel del ojo muy alto sobre la tela y, finalmente, aprieta los trazos de pintura a fin de formar un fondo uniformemente coloreado en torno al rostro y a lo largo de la espalda de la mujer.
Lautrec trabaja a menudo sobre grandes cartones. el empleo de este soporte produce una apariencia mate, experimentada entonces por diversos artistas, que confiere a la pintura al óleo el aspecto del pastel y su fragilidad. La utilización de los distintos medios permite al artista traducir con justicia la expresión de un rostro sin tener necesidad de recurrir a atributos simbólicos. Su aptitud para observar los seres tal como son en la realidad, sin formular la menor crítica física, moral o social, lo alejan de la caricatura.
La modelo era pupila de una "casa pública" [Joyant].
Firmada y fechada abajo, a la izquierda.

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